Historia del punto G: de su descubrimiento a la revolución
El punto G ha sido uno de los temas más fascinantes y debatidos en el ámbito de la sexualidad femenina. Durante décadas, su existencia fue negada o minimizada. Sin embargo, con el paso del tiempo y gracias a estudios científicos, testimonios y avances en la educación sexual, este pequeño pero poderoso centro de placer ha logrado ganar protagonismo.
¿Qué es el punto G?
Este punto es una zona erógena situada en la pared anterior de la vagina, a unos 3 o 5 centímetros de la entrada. Recibe su nombre en honor al ginecólogo alemán Ernst Gräfenberg, quien en 1950 describió esta área como especialmente sensible a la estimulación.
Aunque la ciencia aún debate si se trata de una estructura anatómica específica o una combinación de tejidos erógenos y terminaciones nerviosas, lo cierto es que muchas mujeres afirman experimentar orgasmos intensos y profundos a través de su estimulación.
Descubrimiento y primeras investigaciones
La historia del punto G comienza formalmente con Gräfenberg, aunque hay evidencias de que culturas antiguas, como la taoísta o la hindú, ya reconocían zonas internas de placer más allá del clítoris.
Gräfenberg documentó casos de mujeres que, al ser estimuladas en esta área, experimentaban respuestas orgásmicas distintas. Sin embargo, sus investigaciones no fueron ampliamente reconocidas hasta décadas después.
Fue en los años 80 cuando las sexólogas Beverly Whipple y Alice Kahn Ladas retomaron sus hallazgos y los divulgaron a gran escala con el libro The G Spot, que se convirtió en un éxito internacional. A partir de entonces, este punto pasó de ser un mito oculto a un fenómeno de estudio y exploración popular.
La revolución sexual del punto G
El redescubrimiento de esta zona cambió profundamente la percepción del orgasmo femenino. Hasta entonces, gran parte del enfoque se centraba únicamente en el clítoris. Con la llegada del punto G al debate sexual, se abrió la puerta a nuevas formas de estimulación y autoconocimiento.
Este cambio tuvo varias consecuencias:
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Mayor libertad sexual para las mujeres, quienes empezaron a explorar distintas formas de placer sin sentirse culpables o incomprendidas.
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Desarrollo de juguetes sexuales especializados, como los vibradores con forma curva o los estimuladores de doble acción.
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Investigación científica más diversa, aunque aún con muchas preguntas por responder.
Juguetes sexuales para estimular el punto G
Gracias a su popularidad, hoy existen numerosos juguetes eróticos pensados para facilitar la estimulación de esta zona tan sensible:
1. Vibradores curvos
Con una punta ligeramente curvada, están diseñados para alcanzar la pared anterior de la vagina y estimular este punto con precisión.
2. Masajeadores internos
Algunos modelos tienen diferentes intensidades de vibración y pulsación, ideales para experimentar con distintos niveles de presión.
3. Estimuladores dobles
Combinan la estimulación interna con la externa, lo que potencia el placer y puede facilitar el orgasmo mixto.
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Cómo encontrarlo y estimularlo correctamente
Si bien cada cuerpo es único, hay algunas recomendaciones que pueden ayudarte a identificarlo y disfrutarlo:
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Relájate y crea un ambiente cómodo: la estimulación funciona mejor si estás relajada y concentrada en el momento.
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Lubricación: como cualquier forma de estimulación interna, un buen lubricante facilita el acceso y la comodidad.
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Exploración con los dedos: introduce uno o dos dedos y realiza movimientos de “ven aquí” en la pared anterior de la vagina.
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Escucha tu cuerpo: algunas mujeres sienten ganas de orinar al principio, lo cual es normal. Con el tiempo, esa sensación puede transformarse en placer.
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La historia del punto G es la historia de cómo el conocimiento y la exploración pueden transformar la manera en que entendemos el placer femenino. Desde un descubrimiento clínico ignorado hasta una revolución sexual, esta zona ha demostrado ser mucho más que una curiosidad anatómica: es una invitación al autoconocimiento, la libertad sexual y la conexión íntima con el cuerpo.
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